“El Color es un medio para ejercer una influencia directa sobre el alma. El color es la tecla. El ojo, el macillo. El ala es el piano con muchas cuerdas.” Vassily Kandinsky.
La decoración debe satisfacer distintas necesidades, y entre ellas las más destacables son las personales, las prácticas y las sociales; el color cumple las tres.
El color puede determinar que la habitación de un inmueble sea estimulante, equilibrada o práctica. Debemos organizar el color de manera que cada espacio adquiera el carácter más adecuado para las actividades que en él se van a desarrollar. En el estudio, crearemos un espacio estimulante, en la sala destacaremos el carácter relajante. Cada color tiene su personalidad, y seamos cálidos, fríos, íntimos, serenos, siempre encontramos una paleta de color que satisfaga nuestras necesidades.
Debemos establecer una tonalidad dominante en nuestra vivienda de forma que ésta responda a nuestras necesidades personales.
El color tiene el poder de fijar límites y definir funciones.
La codificación por medio del color es muy usada en la industria y en los espacios públicos, y es altamente efectiva. Podemos traducir estos principios a la decoración y aplicarlos en los espacios que nos rodean. Mediante el color podemos delimitar espacios con funciones distintas sin necesidad de usar barreras físicas, eligiendo siempre los que estén dentro del esquema general de tonalidades que impera en el espacio.
El color tiene también la capacidad de establecer orden y crear nuevos espacios dentro del espacio, al mismo tiempo que es un elemento clave para dar unidad. Esto no significa que debamos decorar todo el espacio con un solo color. Debemos combinar texturas para crear efectos sutiles logrados mediante la combinación de distintas tonalidades del mismo color.
El color nos permite relacionar espacios. El color que en un espacio es tan solo un toque o un detalle, se convertirá en otro espacio en la tonalidad dominante, dejando siempre abierta la posibilidad de introducir un nuevo tono que lo relacione con otros espacios. Para unificar, también podemos utilizar un tema cromático. Es este caso es importante que el tema tenga un vigor que lo convierta en el centro de atención del entorno alrededor del cual se organizan los espacios. Manteniéndonos siempre dentro de una gama de colores, destacaremos aquellos que se adecuen mejor a cada espacio o sector. En espacios pequeños, podemos jugar con vínculos visuales que harán que la vista se desplace y producirán la ilusión de que los espacios son mayores. Para los de dimensiones demasiado grandes, la repetición de motivos vigorosos nos ayudará a crear la sensación de que se trata de espacios de dimensiones menores.
